Viena. Por Fernando

Un mail que me recibí.
Transporte en Viena
Quería resumirte las cosas que me llamaron la
atención, algunas supongo que serán comunes al
servicio de otras ciudades europeas que no conozco
pero en todo caso en Viena funcionan así.

Lo primero que me llamó la atención es que los andenes
están desiertos de personal, sobre todo en las
estaciones menos céntricas. No hay boletería, sino
que sacás un abono en una máquina expendedora. Hay
abonos por un día, dos, una semana, un mes... pero los
precios son de tal manera que te conviene sacar el más
largo, por ejemplo si el de dos días sale 3 euros el
de una semana sale 4, y así. Este abono te permite
viajar no sólo en subte sino también en colectivo y en
unos tranvías de circunvalación del casco histórico,
que pasan cada pocos minutos y hacen un recorrido
sinfín.
Tanto en el subte como en esos otros transportes, NO
HAY MOLINETES. Cuando usás el abono la primera vez lo
pasás por una máquina que le pone la fecha de inicio,
y a partir de ahí te olvidás. La entrada y salida de
los andenes es totalmente LIBRE. Cada tanto aparecen
unos inspectores que le piden el abono a todo el mundo
para chequear que no pasen gratis. Supongo que
algunos van colados igual, pero deben haber hecho
cuentas y la pérdida que esto supone debe ser inferior
a lo que les saldría poner molinetes, guardas, etc.
Los andenes son silenciosos, en los más céntricos hay
una transmisión de TV sin sonido (todo subtitulado)
que se proyecta sobre la pared de enfrente. Unos
indicadores señalan cuántos minutos faltan para que
venga el próximo tren, y también el que le sigue.
Las puertas de los vagones no se abren automáticamente
sino que tienen unos pulsadores que debe accionar el
pasajero (igual no abren con el tren en movimiento),
esto permitiría abrir desde adentro en caso de que el
tren se quedara en el túnel, por ejemplo.